Mientras seguimos sufriendo las consecuencias de la pandemia por la COVID-19, haciendo imposible la interacción social y conocer nuevas personas presencialmente, las aplicaciones para citas han aumentado su flujo de usuarios.
Arkose Labs, realizó una investigación en el año 2020, en donde encontraron un registro de de cuatro millones (4.000.000) de fraudes en las citas por internet y ataques realacionados con el abuso, muchos de los cuales se produjeron mediante registros de cuentas falsas.
La Organización Internacional de Policía Criminal (Interpol) confirmó que emitió una “notificación púrpura”, la cual sirve para buscar o facilitar información sobre modus operandi, objetos, dispositivos y métodos de ocultación utilizados por los delincuentes.
La notificación describe un nuevo modus operandi en las aplicaciones de citas, que según la Interpol “se aprovecha de las vulnerabilidades de las personas en la búsqueda de posibles coincidencias, y las atrae hacia un sofisticado esquema de fraude”.
Según la documentación de la interpol la estafa funciona así:
- Los usuarios se registran en una aplicación de citas como Tinder, eHarmony o Bumble, y sin saberlo acaban coincidiendo con un estafador.
- Una vez se ha establecido un nivel de confianza, el estafador pasa a la conversación sobre la financiación y las posibles inversiones, animando a su “pareja” o “match” a unirse a ellos en una aventura financiera.
- En búsqueda de generar credibilidad o para parecer genuino, el estafador le dará a su víctima consejos” de inversión y la atraerá para que descargue una aplicación de comercio falsa, se registre en productos financieros y “ascienda en la llamada cadena de inversión”, todo ello bajo la supervisión de su conexión en la aplicación de citas.
- Para animar a la víctima a desprenderse de su dinero, el atacante le ofrecerá incentivos, como la promesa de que su víctima puede alcanzar un estatus premium “Gold” o “VIP” bajo su tutela.
- Una vez que los delincuentes han logrado el desembolso de dinero, las víctimas son bloqueadas en sus cuentas de “inversión” y el artista de la estafa desaparece, cortando todo contacto.
Cuando los sentimientos se involucran, puede haber más posibilidades de persuadir a alguien de que se desprenda de su dinero. Esto se relaciona con los correos electrónicos de phishing, muchos de los cuales pretenden ser de una oficina de impuestos, una compañía de préstamos o un banco, con el pánico y el miedo como desencadenantes.